Mujer, madre y guerrera, así me siento.
Escúcha mientras me lees:
Mujeres, madres y guerreras que luchan y/o lucharon toda la vida para sacar a sus hij@s adelante. Ya sean amas de casa (cuyo inmenso trabajo en un hogar casi nunca es reconocido ni valorado como se merece), o trabajadoras también fuera del hogar.
Mujeres, madres y guerreras en solitario, ya sea por libre elección o por circunstancias de la vida, que también luchan y/o lucharon por es@s hij@s.
Mujeres, madres y guerreras, que han peleado duras batallas contra la infertilidad hasta llegar a conseguirlo tras mucho esfuerzo y sacrificio.
Mujeres, madres y guerreras que a pesar de pelear muchas batallas contra la infertilidad, no han podido conseguirlo aún, o han tenido que abandonar y buscar otros sueños y caminos. También son madres, invisibles para el resto, y siempre en la sombra. Esta es una realidad de la poco se habla, y para las que este día de la madre duele en el alma.
Mujeres, madres y guerreras, que han pasado por la infertilidad y que ahora están embarazadas. Embarazadas y llenas de miedo, temiendo o sufriendo posibles complicaciones. Y es que después de haber luchado mucho, ver por fin un positivo, escuchar latido, comprobar que el embarazo evoluciona bien en cada ecografía tras haber sufrido negativos sucesivos, un aborto o una pérdida gestacional se convierte en una terrible espera, en la que la incertidumbre normal de la vida nos genera mucha más ansiedad y miedo.
Para la mayoría de mujeres los embarazos son la dulce espera, para nosotras es la terrible espera con el pellizco siempre cogido en el estómago porque no nos permitimos disfrutar ni creer que todo va a ir bien… nos invade la energía del miedo… y nos sentimos muy incomprendidas. Aceptar que el miedo va ser nuestro fiel compañero es difícil, y más aún si tenemos que hacer reposo, pincharnos progesterona, heparina, tomar corticoides y demás medicación.
Sobrellevar los pensamientos negativos y los miedos a que algo vaya mal es complicado. Cada día es una batalla que hay que pelear para estar más cerca de nuestro bebé arcoíris en brazos. A nosotras nos cuesta disfrutar el embarazo porque sabemos y hemos vivido en nuestras carnes muchas adversidades que son difíciles de ignorar como si nada.
Mujeres, madres y guerreras, que lloran la pérdida de su/s hij@s. Hij@s nacid@s y que lamentablemente dejaron de existir por una larga enfermedad, un accidente o por las oscuras circunstancias de la vida.
Mujeres, madres y guerreras que lloran la pérdida de sus hij@s no nacid@s, pero que l@s han llevado en el vientre días, semanas, o meses, porque es@s hij@s han existido en el proyecto de vida y esperanza de esa madre y/o padre. Pocos recursos contamos para acoger y apoyar a estas mujeres que pasan por un aborto, o por una pérdida perinatal o gestacional. Para este dolor no tenemos analgésico, y se trata precisamente de ayudar y de hacer visible lo invisible.
No se felicita en el día de la madre a una mujer que ha perdido a su hij@ en el vientre, durante el parto o después de nacid@. Recomponerse a la pérdida de un@ hij@ es algo muy difícil, es algo antinatural, y que te marcará para toda la vida porque el vacío que dejan difícilmente vuelve a llenarse.
Mujeres, madres y guerreras, que tienen a sus hij@s ingresados en la UCI o unidad de neonatos, luchando por sobrevivir. Madres que tienen las cunas vacías en sus casas, y toda la ropita colgada en un armario sin estrenar. Madres que esperan poder llevarse a sus bebés a casa, y poder abrazarlos con libertad fuera de las incubadoras y de los cables a los que tienen que estar conectados. Madres que se van a una sala de lactancia cada 3 horas para estimularse con un sacaleches porque cada gota de leche cuenta para ayudar a su bebé prematuro a coger peso y que le puedan dar el alta. Madres que han paralizado su vida, y viven en las salas de espera del hospital, y que han aprendido a cultivar la paciencia y confiar en los sanitarios que cuidan de sus bebés prematuros con la esperanza que se recuperen pronto. Salir del hospital sin tu bebé en brazos, y llegar a casa donde todo lo tenías preparado para él o ella, te parte el corazón, para eso no te preparan.
A todas vosotras mujeres, madres y guerreras, recuerda que tu historia es valiosa, que eres valiente, que lo estás haciendo bien, y que mereces ser feliz.
Ojalá que tú dolor duela cada día menos.
Ojalá encuentres el camino.
Ojalá te sientas acompañada y comprendida en tus batallas.
Ojalá sean pocas las batallas que tengas que pelear para cumplir tu sueño de ser madre.
Ojalá la ilusión sea mucho más grande que los miedos.
Ojalá vivas la maternidad con un vínculo sano y con plenitud.
Ojalá recibas multiplicado el amor que das, porque ser madre es un ejercicio maravilloso de amor incondicional y de sacrificio también.
Como mujer, madre y guerrera me queda mucho que aprender, no soy perfecta, no llego a todo, hay días en los que el agotamiento me deja exhausta, pero también ser mamá es lo más bonito que me ha pasado en la vida. Tanto, que la operación hermanit@ a pesar de ser de nuevo una lucha larga y difícil, ha merecido la pena.
Mi bebé Hugo, nació el pasado 2 de febrero, tras un parto inducido y complicado. Hugo estuvo ingresado en la unidad de neonatos durante 5 días por ictericia, nada grave, pero separarme de él fue de lo más doloroso. Esta segunda maternidad ha sido muy diferente a la primera. Embarazo de mayor riesgo, con más complicaciones, y más miedos también. La bimaternidad lo intensifica todo, y el amor se multiplica.
Ahora tengo dos tesoros llamados Martín y Hugo, que me hacen sonreír cada día, y me llenan de felicidad. Son mis dos milagros. Soy consciente de la suerte tan grande que tengo de haber vivido dos embarazos y haber dado a luz a dos niños sanos, así que, aquí una guerrera que da gracias infinitas a la vida.
A todas vosotras, mujeres, madres y guerreras, Feliz día de la Madre!
¡Ojalá pronto! ¡¡Ojalá TODAS!!
Felicidades al cielo mamá!
¡Gracias madre por darme la vida! ¡Gracias vida por permitirme ser madre!